jueves, 29 de septiembre de 2011

AMOR BENEVOLENTE

Estamos desvestidos.
Y no importa si pasa el metro,
la gente,
el desamor
o la vida allá afuera...
Estamos desvestidos
-punto y coma-
desvestidos y sedientos, esperando la hora del exceso.
De pronto me mira y,
benevolente,
se deleita.
Me roza en carne viva. Me admira.
De rodillas frente a mi, ofrenda su vida.
Una historia para escribir,
su infinita melancolía.


Yo, siempre rota,
solo puedo ofrecerle

un puñado de tormentos

y una pregunta que me desvela e irrita

¿Serás quien tenga amor reincidente para un nuevo día?